El violín del diablo
es la segunda novela de Joseph Gelinek, pseudónimo bajo el que publica el
periodista, humorista, guionista y musicólogo Máximo Pradera.
Para los que no estéis familiarizados con él y queráis
ponerle cara os recomiendo que hagáis un viaje mental a los 90 donde, junto a
Fernando Schwartz, presentaba un magazine llamado Lo + plus.
¿Y ahora? ¿Ya sabéis de quién se trata? ¿¿Todavía no?? Pues
nada, aquí os dejo una foto suya.
Su primera novela es La
décima sinfonía con una referencia clarísima al mundo de la música y que
fue publicada en más de 15 países. Así de bueno fue su estreno como novelista.
La segunda obra y la que hoy traigo en esta reseña fue
publicada tan solo un año después de La
décima sinfonía.
El violín del diablo
entrelaza la música clásica con la muerte, las supersticiones, la historia y
mucho más.
Narrado de forma magnífica por un narrador omnisciente en
tercera persona que lo ve, lo oye, lo sabe y lo huele todo. ¿El hilo conductor?
Un asesinato y la desaparición de un instrumento musical valiosísimo y maldito;
a saber: el violín Strad Pasini.
LA LEYENDA DEL VIOLÍN.
El
instrumento que da nombre a la obra es muy peculiar. Se trata de un violín del
siglo XVII creado por Antonio Stradivari de Cremona. Fue el constructor (hoy en día el nombre más
acertado sería luthier) de numerosos
instrumentos de cuerda y madera: violas, violoncelos, arpas, guitarras y
violines; todos ellos muy valiosos.
Uno de
los concertistas y escritores musicales más importantes es Paganini quién dice
de sí mismo: “No soy bien parecido, pero
cuando las mujeres me escuchan tocar, se arrastran a mis pies”. Unos lo
tildarían de fanfarrón al oír estas palabras pero otros pueden dar crédito a
las habladurías que envuelven su figura. Que Paganini hiciese un pacto con el
diablo es por todos conocidos, ¿cómo si no se podría explicar su virtuosismo
con el violín?
¿Por qué se habla del Strad Pasini? Pasini fue un pintor de
retratos contemporáneo a Paganini (virtuoso músico) que se apostó con el músico
una pieza valiosísima de su colección musical (el violín Stradivarius) porque
no creía que Paganini fuese capaz de interpretar una pieza musical a simple
vista, sin haberla “leído” con anterioridad.
¿Qué importancia tiene Paganini en la historia? Las malas
lenguas dicen que el violinista fue tan buen músico y compositor porque había vendido
su alma al diablo. De ahí que Pasini quisiera comprobar, mediante su apuesta,
si era capaz o no de interpretar una obra, por muy enrevesada que fuese (y lo
era) de un simple vistazo. Obviamente, Paganini superó con creces el reto que
le propuso Pasini y, desde entonces, el violín que usaba para sus actuaciones
era el Strad de Pasini.
Fruto de esa relación con el diablo es lo que ha conferido
al músico su gran renombre porque, de no ser un pacto con algo sobrenatural,
¿cómo hubiese sido posible en la época que se explicara tal virtuosismo con el
violín?
Justo aquí arranca nuestra historia. La concertista de
violín Ane Larrazábal aparece estrangulada después de haber representado, de
forma majestuosa sobre el escenario del Auditorio Nacional de Madrid, el Capricho nº 24 de Paganini con, lo que
se sospecha, el violín del propio compositor al que la violinista le hizo
tallar para coronar el mástil, una cabeza que representa un diablo de aspecto
terrorífico.
¿Quién nos conduce a lo largo de la historia? Son muchos los
personajes que aparecen a lo largo de la historia pero unos pocos los que
llevan el peso de la trama sobre sus hombros. Por ejemplo, hablaremos de
Gregorio, un adolescente de 13 años de edad e hijo de Raúl Perdomo (Inspector
de Homicidios adscrito a la Brigada Provincial de la Policía Jurídica de Madrid)
que perdió a su madre hace apenas un año en un accidente de submarinismo.
Gregorio es quien va a introducir a su padre en el mundo de la música clásica y
es quien va a presenciar en vivo y en directo la última actuación de la famosa
Ane Larrazábal.
Raúl Perdomo, padre de Gregorio, va a ser el inspector de
policía que acabará llevando el caso de la muerte de la violinista. No sin
ayuda, logrará descubrir quién y cómo realizó el terrible asesinato. ¿El por
qué? Lo descubriréis en cuanto lo leáis.
¿Quién siente más la muerte de Ane Larrazábal? Su prometido,
Andrea Rescaglio. Él es uno de las tres personas que encuentran el cadáver en
primer lugar y, obviamente, con la fecha del enlace matrimonial a punto de
fijarse, está destrozado. ¿Qué hará él ahora sin Ane? ¿Conseguirá deshacerse de
la molesta agente?
Carmen Garralde, de 60 años y con artritis, es la
encantadora y misteriosa agente de Ane Larrazábal. Como agente, se encargaba de
gestionar todas y cada una de las actuaciones de la violinista así como llevar
a cabo su publicidad. ¿Sus intenciones? Según Andrea Rescaglio no eran del todo
buenas… ¿Tendrá algo que ver?
Otro personaje que aparece como posible sospechoso debido a
su enemistad con la violinista es Suntori Goto, una violinista japonesa
considerada “rival” de Ane Larrazábal. Claro está, según la crítica Carmen
Garralde, Suntori Goto nunca podría llegar al nivel de interpretación de la
señorita Larrazábal por mucho que ansiara poseer un Stradivarius para mejorar
su interpretación y conseguir el estilo de la española.
Georgy Roskpof (tuba) y Elena Calderón (trombón) son dos de
los músicos de la Orquesta Sinfónica con los que la noche de autos actuó la señorita
Larrazábal. A su modo, ayudan al
inspector Perdomo con los asuntos puramente musicales de la investigación.
Por otra parte, distante al resto de los personajes que
tienen cierta relación entre ellos o con la difunta violinista está Milagros
Ordóñez quién destaca por ser ajena a todos y a todo. Es una psicólogo infantil
que, sin saber exactamente cómo ni por qué, se ve envuelta de lleno en la
investigación. ¿Será una clave indispensable para resolver el asesinato?
La historia que conecta a todos y cada uno de los
personajes, tanto reales como ficticios, tanto sincrónicos como anacrónicos, es
la historia del violín del diablo. Aquel violín que consiguió Paganini del retratista
Pasini y que, al largo de los años, llevó la muerte a cada uno de sus
poseedores en extrañas circunstancias.
Valoración:
Novela muy interesante a más no poder. Tiene una forma
increíble de engancharte a su lectura. No sabría decir si se debe a la
historia, a cómo está contada, a la información que se da sobre la música y la
historia musical, a la serie de acontecimientos que parecen estar tejidos por el propio diablo… No sé qué será pero El violín del diablo te absorbe.
Llega un punto en la novela donde la redacción de los
acontecimientos y, los propios acontecimientos, van tan rápidos, son tan ágiles
que la lectura se convierte en un contrarreloj.
Sin duda, la recomiendo. ¿Mi nota? Un 8’5 sobre 10.
¡Nos leemos!
Hola!!! Ya estoy por aquí, pues este libro no lo he leído pero lo apunto ya que dices que está bastante bien, y claro que me puedes enlazar, si te haces un banner te pondré en mi sección de afiliados con tu permiso. Y si no sabes lo que es ya te lo explico aunque yo también estoy un poco verde con la informática, Jose me tiene que echar un cable de vez en cuando. Besos y nos leemos.
ResponderEliminar¡Hola Isabel!
ResponderEliminarGracias por pasarte y dejar tu comentario. En cuanto tenga un poquito más claro cómo he de hacer las cosas dentro del espacio del blog, te avisaré y haré lo que me comentas del banner. Lo mismo te digo en el camino de vuelta.
El libro te lo recomiendo mucho; lo he pasado muy bien leyéndolo y, como digo en la reseña, engancha y acelera el ritmo de la lectura conforme vas avanzando en la trama de la misma.
Espero que puedas leerlo y ya me comentas qué te parece.
Besos y ¡nos leemos!